Capileira está enclavada a los pies del Mulhacén,
coronando el barranco del río Poqueira.
Mirando al sur sus serpenteantes y desordenadas calles conforman un conglomerado
de color blanco que contrasta con el verdor de la vertiente.
Su caserío no sigue
ninguna disposición organizada; por contra, se adapta atropelladamente
a las sinuosidades del sesgado terreno. Las
casas se funden unas con otras, son de color blanco, con anchos muros de piedra
y argamasa que sostienen gruesas vigas de castaño. Poseen pequeñas
aberturas por las que a duras penas se cuela la luz. Normalmente constan de
dos plantas, siendo la inferior la destinada a cuadra y almacenaje.
© Fotografías |
|
Nevada de
Febrero de 2005. Por Juana Alonso |
Las
cubiertas,
que reciben el nombre de
"terraos" son
planas, sin tejas, sostenidas por la viguería sobre la que se apoyan
lajas de pizarra. Sobre éstas, se extiende una gruesa capa de pizarra
triturada que impermeabiliza la construcción. En los terraos, a los
que se accede normalmente desde el interior de la casa, se realizan actividades
varias, como tender ropa, secar frutos o simplemente tomar el sol.